24 de diciembre de 2008

Ascenso al grado de Coronel

FOTOGRAFÍAS DE LOS ACTOS DE ASCENSO

Formación en la rampa principal donde se desarrollaron los actos.
El comandate de la Brigada junto con las esposas de los ascendidos impusieron la boina con la insignia del nuevo grado.

Discurso del Comandante de la Brigada, Coronel de Infantería DEM Walter Zepeda, en ocasión del ascenso al grado inmediato superior.
"El motivo que nos convoca en este acto reviste un alto significado para la institución, por cuanto recoge la esencia misma de la profesión militar y representa el justo reconocimiento a dos Oficiales que han alcanzado, por sus méritos, el grado inmediato superior, siendo en este caso el de Coronel y el de Capitán Primero.

El Ejército observa con especial orgullo cómo, a través de sus normales y naturales procesos de calificación, propios de toda organización, valora el sacrificio, la entrega profesional y el grado de preparación, para destacar a sus integrantes que son merecedores a estas distinciones.

Alcanzar los diferentes grados dentro de la carrera militar conlleva el más alto compromiso individual y un gran sacrificio para compartir responsabilidades, teniendo como objetivo central servir siempre los intereses institucionales, incluso a costa de los propios, por legítimos que ellos sean.

La trayectoria profesional de los Oficiales que son promovidos está ligada a una larga experiencia profesional y a un aporte a través de cada uno de los destinos por los que han transitado en su respectiva arma y especialidad.

Cada uno de ustedes, en sus respectivos cargos directivos y de mando, han impulsado y liderado proyectos que conforman este desarrollo institucional con el debido equilibrio, ponderación y ajustado a sus propias realidades. Forman parte de una cúpula en que la experiencia, la prudencia, la reflexión, el liderazgo y el compromiso permanente son los signos más visibles. A ellos sumen la ausencia sincera de toda ambición.

La meta que hoy alcanzan les permitirá asumir con propiedad sus nuevas funciones y participar de manera directa en la consolidación del actual proceso que vive el Ejército, irradiando hacia las nuevas generaciones el espíritu del cambio, asegurando de esta forma que la institución siga proyectándose con visión de futuro en las áreas y ámbitos de acción que le son propias.

Conociendo sus capacidades profesionales y personales, y en especial la trayectoria de cada uno de ustedes, nos asiste el convencimiento que su aporte será fructífero y altamente valorado a través de la gestión y conducción que les corresponderá realizar en cada uno de los cargos asignados. De igual modo, les deseamos mucho éxito y parabienes en las misiones por desarrollar.

En este momento de satisfacciones, logros y sueños cumplidos quisiera expresar un especial saludo y reconocimiento a sus respectivas esposas y familias, quienes con su permanente apoyo y sacrificio les han acompañado en todo momento, constituyendo un pilar fundamental en el ejercicio de la función militar. Desde muy jóvenes observaron y vivieron junto a ustedes el devenir de la vida militar.

Esposa, hijos y familia son parte gravitante de las metas que destacamos en esta ceremonia. ¡Sean también fieles a sus anhelos y a sus desvelos! ¡Señores oficiales que hoy serán investidos en sus nuevos grados!: Alcanzar un nuevo grado en la carrera militar no es tarea fácil; son variadas y complejas las pruebas y exigencias que nos impone nuestra profesión.

El oficial es siempre observado; debe ser, en consecuencia, la sumatoria de las virtudes militares, un paradigma de nobleza de sentimientos, optimismo, desprendimiento y elevado sentido de justicia.

No duden en pedir consejo, opinión o, si se requiere, ayuda, porque sus responsabilidades son difíciles, complejas y con muchas aristas. No se nace siendo un buen oficial. Hasta los llamados genios de la conducción militar dedicaron muchas horas y años de estudio antes de transformarse en los hombres que la historia ha elevado por sobre otros.

En tal sentido, no descuiden el estudio, la meditación rigurosa de los temas encomendados a su análisis; porque en lo que sí estarán solos es en las consecuencias de sus opiniones, si ellas no se inspiran en la recta doctrina, en la tradición, en el saber y en la responsabilidad ineludible por nuestras acciones.

Finalmente, para ustedes, mi expresión de reconocimiento, deseos de bienestar, realización personal y mucho éxito profesional en sus nuevas y delicadas funciones como integrantes de nuestro glorioso Ejército Nacional".

Ejército y Seguridad pública, consideraciones diciembre 2008



La seguridad pública es un tema que ocupa cualquier conversación entre guatemaltecos. El Estado libra una batalla contra el crimen en campos que van desde la planificación, la organización, la táctica a emplear y los medios disponibles. La ciudadanía discute la eficacia de los resultados. Durante el mes de diciembre 2008 se leyeron artículos y opinión que cuestionan el papel del Ejército de Guatemala y su alto mando en varios hechos relevantes a nivel nacional. La tensión creció cuando se produjeron importantes cambios en el alto mando del Ejército. El objetivo de este documento es proporcionar elementos de información adicionales que al analizarlos y considerar sus diferentes aspectos, permitan concluir que la eficiencia en las misiones asignadas no se mide, tan solo, en base a los hechos criminales por el impacto que producen o por la cantidad de ocurrencia de los mismos; tampoco hará la diferencia las personas que ocupan el alto mando. Sería apresurado responsabilizar a unos (mando saliente) por circunstancias que tienen que ver con medios disponibles y poco ético divulgar un prejuicio de inexperiencia o falta de liderazgo en otros (mando entrante).



Diario “El Periódico” del 11 de diciembre de 2008 presentó una nota en la cual se informó, que a esa fecha, existían 45 solicitudes de parte de gobernadores, diputados, alcaldes e iglesias evangélicas para que el Ejército de Guatemala proporcione seguridad pública en lugares específicos.



Parte de la población, como afirma Raúl Minondo en su columna en “El Periódico” del 10 de diciembre de 2008, ve en el Ejército de Guatemala autoridad, disciplina, respeto y orden; formados a base de disciplina, obediencia, mística y una jerarquía bien definida.Criterios como éste último son objetados y criticados por personas y sectores cuando por ejemplo, se da un caso como la matanza de Santa Ana Huista.

La prensa escrita se apresura a afirmar que los 572 kilómetros de frontera con México no están siendo cuidados por el ejército tal como debería ser su obligación constitucional (El Periódico, 15 de diciembre de 2008).

Y claro que es una obligación constitucional, sin embargo, la sociedad guatemalteca a través de su Congreso de la República y las autoridades del organismo Ejecutivo que ha elegido a través del voto en claro ejercicio democrático, han venido reestructurando, reorganizando, reorientando y reduciendo la fuerza militar permanente. La última y más fuerte reducción que la sociedad ha proveído a través de los organismos de poder electos libremente se dio en 2004.

La reducción de efectivo (personal) obligó a adoptar un dispositivo acorde a las capacidades, es decir lo disponible. Por ello en alusión a la misma nota y como sarcástico ejemplo, podría colocarse un soldado cada 200 metros a lo largo de los límites internacionales; incluye oficiales, oficinistas, cocineros, mecánicos etc. Personal que por supuesto no podría ser empleado para estas misiones sin mencionar que sería tácticamente risible adoptar tal dispositivo. Suponiendo que el treinta y tres por ciento se emplee en seguridad pública se aumentaría a 450 metros el espacio cubierto por soldado.

Al mordaz ejemplo de metros cubiertos por soldado, agréguese la cantidad de combustible asignado por comando (por mencionar una de las clases de abastecimiento necesario) que se asigna de acuerdo a la cantidad de vehículos en inventario, calculado en base a un estimado anual de operaciones a realizar.

La historia política continúa: se redujo la fuerza militar permanente, se incrementa la delincuencia organizada, la fuerza de seguridad civil no es suficiente; entonces surge la iniciativa: emplear al Ejército en la seguridad pública.

Muy bien señor… el único problema es que somos tantos y tantos… si se quiere cubrir los límites internacionales tendríamos que ser tantos más… mismos que necesitan comunicaciones, movilidad, reequipamiento (los fusiles Galil ya llegaron al límite de su tiempo de vida útil). No hay comunicación táctica, sólo teléfonos celulares – y áreas donde no entra la señal – los vehículos necesitan mantenimiento, stock de repuestos, lubricantes y combustibles, amén de que existen áreas donde se necesitan vehículos con ciertas capacidades.

Ante una apreciación tan fría y fastidiosa, los encargados de las decisiones políticas difíciles (no precisamente militares) optan por aumentar el efectivo militar, acción que se traduce en presupuesto; y empieza el debate de sectores que apoyan, otros censuran, unos maldicen, otros piden fortalecer la fuerza civil, otros piden suprimir el ejército y emplearlo en salud y educación y en fin… se produce y fortalece el ejercicio democrático.

Edgar Gutiérrez en su columna del 15 de diciembre, diario “El Periódico”, explica que independientemente de que, parte de la población piense que un militar sabe de seguridad, que el Ejército es más institución que cualquier otra, y que en resumen hay confianza en dicha institución e infunde miedo a los malhechores, no fue “hecho” para proveer seguridad pública.

Un gobierno, explica el señor Gutiérrez, emplea su ejército como última instancia, cuando el problema adquiere una dimensión extraordinaria, cuando la amenaza a la seguridad pública pasa a ser una amenaza a la seguridad Nacional. Pero si hubiera necesidad de emplearlo, continúa Gutiérrez, es necesario definir el plan, la temporalidad y proveer el equipo necesario. Todo esto mientras se crea, fortalece o reforma la institución de seguridad pública a la cual le compete dicha misión.

Está claro que el organismo Ejecutivo ha decidido emplear al Ejército en la seguridad pública. Sin embargo, en diario “El Periódico” del 23 de diciembre, en ocasión de la sorpresiva destitución del mando del Ejército, se afirmó que los cambios fueron porque no se dieron resultados satisfactorios, a criterio de alguien, en los operativos fronterizos antinarcóticos.

Pero la información debería proveer a la ciudadanía también, elementos de juicio como: cuánto personal hay disponible, cuántos vehículos tienen y si tienen combustible para ello – o si hay que andar prestando para luego devolverlo – si tienen comunicación táctica con las unidades, con los vehículos disponibles, en cuánto tiempo llegan a los lugares desde su ubicación. Cuando se reúne esta información es fácil descartar que los cambios se hayan dado por ineficiencia de las unidades militares en el cumplimiento de su misión.

Si a un servidor público se le asignan misiones específicas, entonces el servidor público necesita medios para cumplirlas. Solicitar dichos medios, porque se necesitan y no como condicionante para cumplir la misión asignada, no es que se esté tratando de “devolverle al ejército el poder que antes tenía” o “fortalecerlo por encima del poder civil”; tales argumentos resultan ridículos y contienen un trasfondo revanchista y detractor. Sencillamente si se quiere emplear se necesitan medios.

También afirman algunos “expertos en temas militares” (El Periódico 23 de diciembre de 2008, página 4) que el nuevo mando del ejército son “militares sin relevancia” y “entre todos un cero en liderazgo”. A este respecto, el sistema de profesionalización del ejército de Guatemala, capacita a todos sus oficiales, en todos los niveles, para desempeñarse en los puestos que por su grado, pueden desempeñar. Es decir, un oficial poseen la maestría, experiencia y espíritu de cuerpo – componentes que dan carácter profesional a algo – necesarios para ejercer el cargo que la sociedad, a través de un comandante general del ejército (presidente) libremente electo, les ordene desempeñar. Edgar Gutiérrez no se equivoca, cuando con descrédito, alude que la población sabe que todo militar tiene conocimientos sobre seguridad.

Cualquiera, además, que haya ejercido liderazgo comprende que no se puede hablar de porcentaje de liderazgo bueno o malo; lo que existen son estilos de liderazgo que arrojan al final resultados a objetivos planteados. Y tanto más en el liderazgo militar, que no se puede emplear un mismo estilo de liderazgo a lo largo de toda una carrera. El ambiente, el tiempo, el espacio y otras circunstancias, marcan a un militar el estilo de liderazgo apropiado de acuerdo a su misión y a sus propios objetivos en el puesto que desempeña.

Ya a lo largo de la historia de Guatemala, presidentes, juntas de gobierno integradas estas por civiles o militares, han removido de sus cargos al mando del Ejército, y los que han relevado, igual han cumplido su misión. Esto se debe al sistema de profesionalización que inicia en la Escuela Politécnica donde todos han iniciado su formación. El militar recibe un cargo y asume sus responsabilidades con entereza (principio de don de mando).

El Estado guatemalteco está lidiando hoy día con dos cosas: lo urgente y lo importante; lo urgente es de corto plazo; lo importante es estratégico, de largo plazo.

Se le exige al gobierno una visión de país, de nación, que requiere planificación a largo plazo (estratégica) y por otra lado se le exige – con justa razón – seguridad, ¡Pero ya!

En el proceso de la toma de decisiones surgen ideas e interrogantes. Si se aumenta el efectivo militar ¿resolverá el problema de la seguridad, si dicho efectivo militar no puede actuar como policía y posee medios limitados? Es más ¿Podrá una policía profesional – dentro de 25 años – ejercer la autoridad aún cuando persista las necesidades básicas en la población?

Se están haciendo verdaderos esfuerzos. El último fue la reunión para crear un acuerdo Nacional de Seguridad (El Periódico 21 de diciembre de 2008) para que haya una propuesta consensuada de diversos sectores, pero ¿acaso las leyes vigentes para velar por el orden público no son un consenso? ¿Y la ley del sistema de seguridad nacional no es un gran logro que solo hace falta que ambos – sociedad civil y sociedad política – cada quien cumpla con su función?

Por tanto, la principal amenaza no es, tan solo, la inseguridad como afirma Dina Fernández en “El Periódico” del 8 de diciembre de 2008, eso es lo urgente. El problema es social, de largo plazo. Alguien ya pensó esto, está tratando de llevarlo adelante. Le han llamado de diferentes formas a estos – varios – programas y los han criticado con el doble de argumentos. Pero aunque haya destacamentos policiales o militares en cada municipio el que hoy es delincuente necesita, educación, salud y una fuente de ingresos para sostenerse él y su familia.

Entre tanto, el Ejército de Guatemala permanecerá fiel al orden constitucional y acatará, indistintamente de quién ocupe los cargos altos, medios o bajos, cualquier disposición del poder civil; y cumplirá su misión con prontitud, eficiencia y profesionalismo.

21 de diciembre de 2008

El clamor de dos patrias por el servicio de sus hijos.


…reconozco algo de divino en el funcionario honesto que rinde su vida en nombre de ideales superiores, esos ideales que en mi caso me fueron machacados por mis maestros…


Este artículo es una colaboración de:
Alejando Monzón
Procuraduría General de Justicia,
Estado de Guanajuato, México

Ayer mi jefe el Sr. Procurador de Justicia del Estado de Guanajuato, en la alocución a los miembros de esta institución con motivo del final del año, leyó el poema de Alma Fuerte. Se lo había dado hacía unos meses, después de un cobarde ataque contra las instalaciones del Ministerio Público, donde los sicarios asesinaron a gente inocente, entre ellos una compañera nuestra que cumplía funciones secretariales, los asesinos entraron al baño donde se había resguardado y la ultimaron, tenía tres meses de embarazo, detonando posteriormente una granada de fragmentación. Decía nuestro jefe que ha sido la Procuraduría la que ha dado la cara por el Estado y añadiría yo, el corazón. Por desgracia esa entrega institucional ha significado la muerte de gente buena.

En días pasados tuvimos dentro de los muchos hechos lamentables la ejecución de tres personas, aparentemente relacionadas con el crimen organizado, una de ella un policía de un municipio. Para mí los que se venden son traidores aunque la muerte violenta de cualquier persona es un acto reprobable, la muerte puede tener distintos significados.

Me tocó antes de eso, asistir al enterramiento de 4 jóvenes policías ministeriales, asesinados de forma cobarde y traicionera, mientras acudían a comer en un humilde local, donde acostumbra acudir la clase obrera; junto con nuestros camaradas fallecieron la modesta patrona del local, una de tantas mujeres que a base de esfuerzo sacan adelante a su familia, con el único don que Dios les dio: alimentarnos. También falleció una humilde empleada de la "Fonda Mary" así se llamaba el local. La ceremonia luctuosa fue triste, acompañada por los toques reglamentarios de ordenanza y las salvas de honor a los caídos. El dolor desgarrado de las madres y esposas bajo ese sol luminoso y bello hacía más terrible el momento. Dos de los muertos habían sido alumnos míos en el Instituto de Formación Profesional de la Procuraduría General de Justicia del Estado. Dejan en orfandad y viudez a hijos y mujeres y su ausencia será una lágrima desde lo más puro del corazón de la patria.

Me disculpo de contar esta parte de mi vida, me dolió mucho. Me duele el cinismo de políticos y criminales que tal parece que son socios en esa macabra comparsa de muerte. El otro día entre a un blog supuestamente escrito por un sicario del Cartel de Tijuana, me asqueo lo que ese desgraciado, bajo el seudónimo de “Testigo Protegido” escribía sobre sus hazañas, en especial acerca de un funcionario público, asesinado por negarse a recibir sobornos y cumplir con su deber, viviendo en la honrosa medianía del servidor público que decía don Benito Juárez.
Dice – El “Testigo protegido” – que Dios no existe, tal vez así sea, desde el momento que estos seres degradados por el dinero y el poder existen.

No soy una persona religiosa, pero reconozco algo de divino en el funcionario honesto que rinde su vida en nombre de ideales superiores, esos ideales que en mi caso me fueron machacados por mis maestros: trabajar, crear una familia, vivir en paz y para la paz. Un héroe no es una calle o avenida, una placa grabada en algún monumento, es fundamentalmente un ejemplo. No conozco Tijuana, si algún día lo hago caminare por esa avenida, pensando como Alma Fuerte; fue un poeta argentino que dejo esos bellos versos sobre lo que significa el verdadero valor, no el que surge del dinero o los cuernos de chivo o la cocaína, sino de algo profundo, tal vez sea la voz de Dios susurrando a esas almas que no se vendan:



Si te postran diez veces
te levantas otras diez, otras cien, otras quinientas
no han de ser tus caídas tan violentas
ni tampoco por ley han de ser tantas

Con el hambre genial con que las plantas
asimilan el humus avarientas
deglutiendo el rencor de las afrentas
se formaron los santos y las santas

Obsesión casi asnal para ser fuerte
nada más necesita la criatura
y en cualquier infeliz se me figura
que se rompen las garras de la muerte
Todos los incurables tienen cura
cinco segundos antes de la muerte.

Por hoy solo camino por las calles de mi patria, a la que tantos amamos y lo hacemos de la única forma posible: trabajando por ganar nuestro pan, un pan noble, nacido del esfuerzo desde la semilla que germinó en espiga, hasta el diario vivir de millones que se alimentan de esa nobleza ganada, como dice la escritura sagrada de los cristianos, con el sudor de la frente.

Antier fui a la ciudad de Dolores Hidalgo por asuntos de trabajo con las autoridades policiales de la ciudad, me encontré a personas que yo había contribuido en su formación, amigos policías honestos (que los hay y muchos). La ciudad es un retablo de pueblito guanajuatense y por decisión del Congreso del Estado desde 1950 su nombre oficial es “Dolores Hidalgo, Cuna de la Independencia Nacional” Es una ciudad pequeña y vibrante, llena de callejuelas empedradas y casonas, vibrante de economía que en mi opinión es algo bueno para los pueblos, pues significa que existen medios de vida para los municipios y que no toda la riqueza se concentra en las capitales.

En la Plaza principal de Dolores, existe un monumento con la cabeza de un águila, es el número 1 de los 250 erigidos en 1960 para el sesquicentenario del Grito de Dolores y que sigue la ruta de los insurgentes hasta la pared de la ciudad de Chihuahua donde se consumó el martirio de Padre de la Patria Don Miguel Hidalgo y Costilla; siempre me emociona llegar ahí, lo hago de una forma inocente y parvularía, recordando mis días en la escuela primaria, donde buenos maestros fundaron en mi alma el amor a México, un amor pleno nacido de un hijo del exilio. La luz sobre esta tierra tan amada me traía con el paso de los escolares por la plaza, esos viejos días de ceremonias escolares y lecciones dadas con amor.



“Mírense – dijo Hidalgo ante sus vecinos y feligreses, a los que convocó la madrugada del 16 de septiembre de 1810- ustedes son los dueños de esta tierra y sin embargo visten harapos y sus hijos pasan hambre. ¡Viva la Virgen de Guadalupe! ¡Abajo el mal gobierno!” e inició un periplo del pueblo de México, que vive día a día, en cada acto de buen gobierno y justicia que nos damos las mujeres y hombres dueños de estas tierras.

Para mí es un amor real, cotidiano, construido con el esfuerzo cotidiano por servir a esta sociedad, trabajando con mis amigos, superiores, subalternos por construir una policía digna de ese nombre. En Dolores uno de ellos me muestra un pedazo de papel con una nota escrita a mano, es una alocución que siempre hago al inicio de mis cursos con policías y está tomada del Quijote de la Mancha y forma parte de los consejos que el caballero andante le da a su escudero, cuando parte a ser gobernador de la ínsula de Barataria dice así:

“Mantente Sancho por encima de la soberbia del rico y de la impertinencia del pobre y si la vara de tu justicia se dobla, que sea por el peso de la misericordia y no por el de la dádiva”

Me conmovió que me dijera que la trae entre su cartera y fue la que escribió en uno de mis cursos. Son las cosas que lo hacen a uno mantenerse en este camino y contento. Salí de mi cita de trabajo con ellos y volví a observar la hermosa plaza de Dolores con los niños jugando, las señoras camino al mercado, los vendedores de nieves deliciosas (famosas en la región), el sol era una corona áurea sobre la patria y le di gracias a Dios por saber que el cuidado de su gente en este pueblito guanajuatense está en buenas manos.

Siento orgullo guatemalteco, puesto que siendo hijo de un guatemalteco lo soy de origen y es algo que siempre he tenido como algo grande, sin olvidarme de mi patria mexicana a la que con toda lealtad sirvo a mi mejor capacidad.

El orgullo guatemalteco que siento consiste en reconocer la capacidad del Ejercito de Guatemala, para construir una unidad de élite reconocida internacionalmente con pocos recursos, tratando de moldear al material humano que tenía a la mano. Un general mexicano al hablar sobre esto decía “no se puede hacer porcelana de Sèvres con el barro de Tlaquepaque, pero se pueden hacer muy buenos jarritos, que sirven para lo mismo: beber agua”, es cierto, con el noble barro de Chinautla surgen bellos y útiles artículos de orfebrería, así nacieron los Kaibiles, del soldado guatemalteco y de sus oficiales formados por la Gloriosa y Centenaria Escuela Politécnica.

Emiliano Zapata, el caudillo de la Revolución en el sur de México decía “puedo perdonar al asesino, al ladrón, pero al traidor no perdono” es que la traición es algo que deteriora más a la sociedad, que los mismos asesinos y ladrones; yo que los trato diariamente con motivo de mi trabajo entiendo la distinción que hacia el gran líder suriano, el traidor trabaja en el seno del grupo y lo hace en contra de los de su misma condición, sus acciones causan la muerte y la destrucción de sus compañeros, los demás delincuentes obran de acuerdo a su condición degradada, sabemos a que atenernos con ellos, el traidor lo hace desde la oscuridad para asestar una puñalada por la espalda, por eso no los perdonaba Zapata.

Muchos problemas enfrentan nuestros dos países a los que ambos en cada lado de la frontera servimos, siempre he pensado en Guatemala y México como la suerte de dos hermanos que a veces se distancian, pero a los que une una liga de sangre compartida e historia. Pienso que la frontera entre México y los Estados Unidos es una frontera paradigmática en seguida se nota que son dos cosas distintas ambos lados; la frontera entre México y Guatemala es por el contrario enigmática, es difícil ver la diferencia entre ambos, tan hermanados están. Los problemas y sus coyunturas han de pasar pero Guatemala siempre será su nombre inmortal y esta tierra mexicana Ciña ¡Oh patria tus sienes de oliva! De la paz el arcángel divino.

Alejandro Monzón.